Monasterio de Rueda

Continúo con mi viaje por la historia  y esta vez no me alejaré mucho para recorrer uno de los monasterios cistercienses más importantes de Europa y que  actualmente forma  parte de la Red de Hospederías del Gobierno de Aragón. Este es un sitio estupendo para pasar un día  conociendo y admirando el arte y  la arquitectura cisterciense.

El Monasterio de Rueda se encuentra a unos setenta y cuatro kilómetros de Zaragoza, junto al pequeño pueblo de Escatrón, junto a Sástago y a orillas del rio Ebro. Los monjes cistercienses se instalaron allí a partir de 1202 y los edificios se llevaron a cabo desde esa fecha hasta mitad del siglo XIV, edificando lo que actualmente se denomina "sector medieval" del Monasterio.

Los monjes cisterciense huían de todo lujo y de todo lo superfluo, inútil para la vida que ellos quierian llevar: “nada debe distraer la atención de los monjes de sus obligaciones, el trabajo y la oración”. Las características fundamentales de este monasterio ( y de todos los cistercienses) es la utilización de la piedra desnuda, lisa y del color del desierto. Líneas rectas y cabeceras planas. Donde se encontraba la iglesia, el claustro, la sala capitular, el refectorio, la cocina, la sala de los monjes y el dormitorio. Sobriedad y desnudez pueden caracterizar el arte Cisterciense, y este arte es una transición entre el románico y el gótico. Es un arte muy luminoso ya que para ellos la luz tiene mucha importancia, la luz celestial del Císter.

El Monasterio de Rueda  se llama así debido a la gran noria situada en la huerta, que con el paso del tiempo dejo de existir, pero actualmente se ha instalado una y permitiendo otra vez la utilización del agua del rio Ebro al monasterio y a la hospedería.

Este monasterio se encontraba en total abandono y esto motivó a que hubiera que realizar todo tipo de obras,  tanto de restauración como de construcción y gracias a esto hoy lo podemos apreciar en todo su esplendor, podemos entrar entre sus claustros y ver los techos abovedados, e imaginarnos esa vida tan solitaria,  sencilla e aislada en que vivían aquellos monjes.